martes, 26 de febrero de 2013

B. 1.2


EDUCACIÓN MORAL Y CURRICULUM ESCOLAR


ANA LAURA CORDERO BERNAL  
  AGUSTIN ALONSO ESPINOSA CULEBRO  

La educación moral en modo alguno debe restringirse a las experiencias que se obtienen cuando se organiza democráticamente la vida escolar, ni a las adquisiciones que proporcionan las tareas específicas de educación moral. En 1955 Lawrence Kohlberg comenzó una investigación sobre el razonamiento moral. Exploraba la capacidad de emitir juicios morales a través de la presentación de una serie de dilemas ante los cuales procuraba hacer razonar a los sujetos entrevistados individualmente. Los dilemas morales son relatos de situaciones, generalmente hipotéticas, que presentan un conflicto de valores y la necesidad de tomar una decisión ante él.
Por otro parte, al examinar los problemas morales que plantean los más diversos campos de la vida humana, se contribuye a la formación de ciudadanos responsables y críticos, además de futuros profesionales competentes. Finalmente, los profesores tratarán de acostumbrar a sus alumnos a realizar las tareas escolares con interés, afán de trabajo y espíritu de superación.
Las ciencias físico-naturales constituyen uno de los campos de reflexión moral más relevantes para el futuro humano. Ala dirección de sus incesante progreso, la bondad de sus actuales aplicaciones tecnológicas, y las posibilidades de futuro que abren tales saberes, requiere que ya desde la escuela se conozcan en toda su amplitud los conflictos que plantean sobre ellos tan profundamente como sea posible.
En cuanto a las ciencias sociales cabe decir casi lo mismo que respecto a las ciencias naturales. a pesar de las diferencias evidentes que distinguen los diversos ejercicios, ellos tienen en común la presentación de un dilema moral de contenido socio-histórico que los alumnos deben reflexionar e  intentar resolver.
El objetivo de esta tarea en el currículum de educación   moral es facilitar a los alumnos la elección de temas controvertidos de la actualidad que les preocupen, para posteriormente   discutirlos  e intentar alcanzar conclusiones personales. Todo este proceso, además de informales y hacer reflexionar sobre ciertos puntos de la sociedad, es así que se desarrolla el juicio moral.
Se llama juicio moral a aquel acto mental que afirma o niega el valor moral ante una situación determinada o un comportamiento del que somos testigos, es decir, el juicio moral que se da como resultado se pronunciará específicamente sobre la presencia o  ausencia de ética en un hecho o actitud.  Los juicios morales son posibles gracias al sentido moral que todo ser humano posee. Este  sentido moral es el resultado de los esquemas, normas y reglas que hemos ido  adquiriendo y aprendiendo a lo largo de nuestra vida. En primera instancia será la familia,  los padres y los abuelos quienes nos transmitirán esa información y preceptos, luego, las instituciones educativas en las cuales intervengamos y en última instancia el medio ambiente en el cual nos desenvolveremos, el cual también nos irá diciendo e indicando que está bien, qué está mal, nos guiará sobre lo bueno, sobre lo malo, entre otras cuestiones. (http://www.itescam.edu.mx/principal/sylabus/fpdb/recursos/r88344.PDF, 2013)
Las etapas y estadios están ordenados jerárquicamente, de manera que podemos decir que el nivel postconvencional es superior a los otros dos. Kohlberg postuló la existencia de una creciente reversibilidad, prescriptividad y universalidad en los juicios morales a medida que se asciende en la  secuencia de estadios. Se entiende por reversibilidad la exigencia de que el agente moral esté dispuesto a aceptar su juicio o decisión cuando permuta su posición con cualquier otro sujeto que intervenga o esté afectado por la situación. La prescriptividad es el requisito de que una persona actúe de acuerdo con los principios morales que acepta. Finalmente, la universalidad consiste en hacer coherentemente juicios morales similares sobre aquellas acciones que no difieran en aspectos moralmente relevantes.
En los libros de texto y materiales didácticos y curriculares aparece igualmente esta dualidad. Mientras en cierto número de ellos la Educación en Valores ocupa un lugar marginal en las actividades propuestas, y con frecuencia nos da la sensación de ser un añadido artificialmente incorporado al núcleo central de actividades, en los últimos años ha ido creciendo progresivamente una oferta denuevos materiales de gran utilidad para los Centros que deseen desarrollar un currículum que contemple la Educación Moral. La Guía de Recursos que aparece al final del Capitulo es una muestra de esta oferta cada vez más amplia. Por último es importante resaltar que, pese a que para algunos la Escuela debe mantener una actitud de neutralidad ante los problemas relacionados con los valores, las actitudes y los hábitos de conducta, en la Escuela se hace Educación Moral continuamente. Como han demostrado los sociólogos del curriculum la faceta oculta o implícita de éste se encuentra llena de mensajes a los alumnos y las alumnas sobre cómo deben pensar y comportarse para tener éxito en la institución escolar y, en el futuro, en la vida social. (“Estas adquisiciones, del currículum oculto, sin embargo, nunca llegan a explicarse como metas educativas a lograr de una manera intencional. El currículum oculto empieza a incidir en un reforzamiento de los conocimientos, procedimientos, valores y expectativas más acordes con las necesidades e intereses de la ideología hegemónica de ese momento socio-histórico”. (TORRES, J. 1991). Se puede afirmar que una de las funciones centrales de la Escuela es la configuración de una determinada forma de ser y de pensar, más allá de la instrucción elemental que da forma a las tareas escolares.

REFERENCIAS:
PACHECO, M. A. y GARCÍA SÁNCHEZ, J.L. (1978): Diversos títulos presentando cada uno un Derecho del Niño. Publicados y reeditado por Altea. Madrid. Desde 7 años. Entre ellos: La niña invisible. El niño que tenía dos ojos. El pueblo que se quedó sin niños....
STEADMAN, R. (1981): El puente. Miñón, Valladolid. Desde 8 años. 

domingo, 24 de febrero de 2013

B.1.1


ORGANIZACIÓN DE LA DISCIPLINA Y EDUCACIÓN MORAL

ANA LAURA CORDEROBERNAL
AGUSTIN ALONSO ESPINOSA CULEBRO


La escuela, cómo órgano de educación, tiene una finalidad esencialmente moral, se tenía la idea aun en el siglo XIX la práctica escolar de esta institución se regía en la comunicación de normas y principios impuestos, reglas de conductas, a los alumnos y a los maestros. Es aquí donde se bebe dotar al niño de la capacidad y los medios culturales que son precisos para captar por su propio esfuerzo, y de acuerdo con sus necesidades individuales y sociales el término Moral.
Este órgano debe crear una atmósfera  social de tales sugerencias y de tan complejos estímulos que no sólo permita, sino que estimule el desarrollo naturales de los sentimientos y del carácter del niño, haciendo nacer en él un concepto propio de sus deberes y de sus derechos dentro de la comunidad escolar que vive.
Basándose indiscutiblemente en la autoridad del maestro, poniendo en sus manos un sistema de sanciones. Dicha supremacía  es reconocida e impuesta por la disciplina señalando al niño sus deberes y conduciendo se conducta. Debe dominar su temperamento, abandonar viejos prejuicios arraigados a sus costumbres.
Los buenos profesores dan la impresión a la clase de tener ojos en la espalda, disponen de libertad para adoptar decisiones y son ellos y no los niños. No es aconsejable hacer comparaciones, decir a algunos niños no llega al nivel de los demás. ( Fontana, David; 1998)
Una influencia que ejercen los demás niños, los iguales que despiertan “Un tipo de respeto que podemos llamar mutuo porque los individuos que están en contacto se consideran como iguales y se respetan recíprocamente este proceso no implica ninguna presión y caracteriza un tipo de relación que podemos llamar relación de cooperación.
Educación moral entendida como la instrucción de principios, de normas, de ideas morales. No debería ser impuesto, sino que debe ser el resultado de un largo proceso de elaboración interior. La moral no será una imposición dogmática, sino una serie de hábitos creados por la experiencia y por la reiteración en la conducta.
Disciplina: es la manifestación externa más característica de la vida en la escuela, da tono al ambiente escolar. La disciplina que imponga el maestro en su clase hará posible el desarrollo normal de la naturaleza del niño o creará obstáculos.
Disciplina (coactiva, heterónoma) externa: Premios y castigos, es la más utilizada dentro del salón de clases, es impuesta a los niños por agentes externos, ajenos a ellos. Haciendo que los alumnos estén quietos, callados, sentados, escuchando atentamente al maestro. Dando sanciones a los alumnos que no obedecen estas reglas.
Disciplina funcional (autónoma): Corresponde primordialmente a la organización de la escuela, como condición indispensable exige la conformidad del propio individuo, naciendo de los más profundo del espíritu como una necesidad para el individuo y para la comunidad en que forma parte. Se funda en la libertad.
La escuela actual rechaza los premios y los castigos como medios ineficaces y perturbadores de educación, y proclama que no hay más disciplina que la interna, respetuosa de la naturaleza del niño dentro de un ambiente de trabajo.
La escuela, como institución educativa, es una formación social en dos sentidos: está formada a partir de la sociedad y a la vez expresa a la sociedad. Lo que se habla en cada escuela, es el lenguaje particular de la sociedad.
La función socializadora de la escuela se manifiesta en las interrelaciones cotidianas, en las actividades habituales; también se hacen explícitas en las charlas espontáneas o en discusiones y diálogos planificados para reflexionar sobre esas interrelaciones, para reconocer los acuerdos, las diferencias, las formas de alcanzar el consenso, de aceptar el disenso. Sólo de esta manera se aprende a convivir mejor. Una escuela que intenta responder a su cometido de ser formadora de ciudadanas y ciudadanos, comprometidos crítica y activamente con su época y mundo, permite el aprendizaje y la práctica de valores democráticos: la promoción de la solidaridad, la paz, la justicia, la responsabilidad individual y social.
Así es como el docente interviene en este proceso en nombre de su papel, todo maestro se encuentra integrado en la visión de las fuerzas nuevas de la vida infantil, en la complejidad de su desarrollo por el camino profundo del instinto. Ser un buen maestro significa, ante todo, saber volverse niño y ponerse al nivel de él, sentirse implicado en ese mundo transparente donde existe   recíproca amistad.
El docente   que tiene corazón para hacer triunfar una enseñanza nueva, capaz de producir un constante chorro de esas obras maestras que ellos quieren convertir en la pieza fantástica y si comparación; hasta podría decirse que el docente   es un militar sin descanso que para que triunfe esta causa de fortificar la educación que hasta ahorita es difícil a causa de la precariedad   de las condiciones materiales y morales de la escuela; bajo nuestra influencia solo tenemos a los niños que en algunos casos desde su nacimiento están en inferioridad debido a la pobreza, la dura atmosfera de un   trabajo inhumano de los padres, condenados a una escolaridad limitada.
El compañerismo dentro de las escuelas es otro modo de vivencia en la escuela este en ocasiones es tomado de manera diferentes, es de suma importancia en la vida cotidiana el uso constante de la palabra compañerismo,  pues de ella emanan todos los pensamientos positivos siendo el primer enlace para fomentar las grandes relaciones. Es necesario analizar estos conceptos en la relación con el trabajo cotidiano, en nuestro hogar con nuestros compañeros de clase y con los demás miembros de la familia.
Aunado a esto, la convivencia es mucho más que cohabitación porque exige el contacto y el intercambio de acciones positivas entre personas. Y la escuela es uno de los ámbitos donde el proceso de "interconvivir" adquiere un sentido y carácter especial porque le viene encomendada su planificación y desarrollo.
Es así como las relaciones interpersonales en el niño deben de ser muy amenas y flexibles ya que cualquier situación que se le presente el niño puede solucionarla, pero si un pequeño no es educado bajo moral y normas este puedes ser muy vulnerable a terminar en malas experiencias de vida.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Fontana, D, (1998). Normas sencillas para el gobierno de la clase. México. Editorial Santillana. P. 134-136